Sobre el final del Mes de la Memoria, el 29 de mayo un grupo de estudiantes y docentes de las tres licenciaturas de la FIC visitaron el Museo de la Memoria para imaginar posibles proyectos de extensión y prácticas preprofesionales que permitan la colaboración entre ambas instituciones.

Una estudiante de la FIC observa una fotografía en el Mume sobre retrata las inmediaciones del Palacio Legislativo el 27 de junio de 1973 luego del golpe de Estado.

Pasadas las 13.00 del jueves un ómnibus repleto de estudiantes y docentes de archivología, bibliotecología y comunicación partió de la puerta de la Facultad de Información y Comunicación (FIC) rumbo a la ex Quinta de Máximo Santos, donde desde hace 19 años funciona el Centro Cultural Museo de la Memoria (Mume) y como parte de una iniciativa de la Unidad de Desarrollo a la Extensión y Actividades en el Medio (Udea).

Poco después de que el vehículo se pusiera en marcha, la coordinadora de la Udea, Romina Verrua, se dirigió a la delegación para dar un poco de contexto sobre el surgimiento de esta actividad.

Según comentó, a partir de un diálogo entre la docente Paulina Szafrán y la directora del Mume, Begoña Ojeda, y luego de gestiones realizadas por el equipo de la Udea se logró concretar esta visita, cuyo objetivo fue “conocer las necesidades que tiene el museo en relación a archivología, bibliotecología y comunicación”, con la idea de pensar juntas proyectos de extensión en ese espacio y “quizás prácticas preprofesionales de las tres carreras”.

 

Fotos del silencio en paredes que hablan

Al llegar a la quinta ubicada en Instrucciones casi José Batlle y Ordóñez, el grupo posó para una foto antes de caminar las decenas de metros de entrada, a la sombra de altos árboles que recubren parte del predio. Una vez frente a las puertas del edificio, el grupo fue recibido por personal del Mume y acompañado a una sala acondicionada para conferencias, donde esperaban Ojeda, la bibliotecóloga Lucía Valeta y la archivóloga Silvia Maresca.

Las paredes del salón eran escenario de una exposición dedicada a conmemorar cada una de las ediciones de la Marcha del Silencio. Al atravesar el alto marco de la puerta, a mano izquierda, se aprecia una cartelera con las consignas utilizadas a lo largo de los años. Enfrente, sobre una pared de ladrillos, 29 fotos de las marchas esperan por la que inmortalice la movilización de este año. Finalmente, en la pared opuesta a la puerta, una gigantografía de la marea de carteles con los rostros de los 197 detenidos desaparecidos.

 

Tareas para hacer en ABC (archivlogía, bibliotecología y comunicación)

Durante aproximadamente una hora las representantes del Museo expusieron sobre la situación actual de la institución a nivel de archivo, biblioteca y comunicación. Ojeda rompió el hielo dando la bienvenida a la delegación y comentando sobre cuestiones históricas y expositivas del museo. Con respecto a la posibilidad de realizar proyectos de extensión o prácticas preprofesionales, planteó que el Mume puede ser lugar de prácticas tanto para archivología como para bibliotecología “porque tenemos un acervo muy grande” y puso como ejemplo las colecciones que “están dispersas en diferentes partes del museo” y que no son de acceso público. Estas colecciones, entre las que se encuentra por ejemplo la del Penal de Libertad, formarán parte de la Biblioteca de la Memoria, proyecto que fue declarado de interés por la Junta Departamental de Montevideo el 23 de mayo.

Con respecto al área de comunicación, Ojeda afirmó que “es una gran falta” que tiene el museo, el cual no cuenta con “una estrategia de comunicación” debido a la falta de comunicadores en el equipo, pero que es posible articular con el Municipio G o con el Departamento de Cultura de la Intendencia de Montevideo “para que existan referentes” en el área, en caso de que se concrete un proyecto de PPP para estudiantes de comunicación.

Luego, la directora del museo dio paso a Maresca, quien comentó que todavía hay “muchísimas cosas por hacer” debido a que no hay una persona dedicada exclusivamente a tareas de archivología. Ella reparte sus tareas entre el archivo y la coordinación de visitas guiadas, al igual que otras compañeras que también se dedican parcialmente al archivo, mientras atienden otras responsabilidades.

“Son horas de trabajo las que se precisan” sostuvo Maresca antes de detallar la amplitud del acervo museístico proveniente de donaciones de personas y colectivos, o vinculadas a la temática que, a su vez, están organizadas en colecciones “de afiches, documentos gráficos, fotografías, imagen y sonido, documentos escritos, artesanía carcelaria y otros objetos, e iconografía”.

A este corpus de material, se le suma el archivo oral de la memoria, una producción del museo que consiste de entrevistas grabadas en formato audiovisual y que ejemplifica la variedad de tareas que podrían ser realizadas por estudiantes, “hay trabajo de inventario, de base de datos, de descripción, de todo lo que se les ocurra” planteó y agregó que para cumplir con esas actividades es necesario que “venga mucha gente”.

Finalmente, Valeta tomó la palabra y planteó que “sin querer asustarlos, también hay mucho para hacer” en la biblioteca. Sobre las tareas que se han venido realizando en el último tiempo, mencionó el proceso de traspaso de datos de una antigua base de datos de la biblioteca a una más moderna para “generar un catálogo que esté disponible para consulta al público” dentro de la página web del museo.

Según explicó, el principal desafío es “identificar y unificar las distintas colecciones que componen el acervo de la biblioteca”, el cual está compuesto por alrededor de 3.000 libros requisados en períodos de dictadura que estuvieron abandonados en un depósito del Poder Judicial, colecciones de personas como la colección Íbero Gutiérrez, y también artículos de prensa y revistas. Pero no es sólo libros, también hay una colección de audiovisuales, entre los que hay “documentales, películas y video instalaciones de algunas muestras que se desarrollaron en el museo”, entre los que se pueden encontrar ejemplares nacionales y de la región que “dan cuenta del terrorismo de Estado no sólamente en Uruguay”.

 

Historia, presente y futuro

Posteriormente un grupo compuesto principalmente por estudiantes de la Licenciatura en Comunicación, visitaron la exposición tradicional del Museo en la planta baja del edificio. Mientras tanto, otro grupo compuesto por estudiantes de Bibliotecología y Archivología, hizo un recorrido inusual para visitantes que consistió en conocer el depósito de archivos y libros.

Una vez culminadas ambas recorridas, la delegación se reencontró en el jardín del Mume para cerrar la visita con un aplauso y retornar a la Facultad con la tarea de imaginar posibles proyectos de extensión y prácticas preprofesionales que permitan la colaboración entre las instituciones y a la vez brinden espacios para la formación profesional de estudiantes.

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Secundaria