La docente Stephanie Colombo de la Facultad de Información y Comunicación (FIC) ha sido reconocida por la Sociedad Internacional para la Organización del Conocimiento (ISKO por sus siglas en inglés) con el premio a la mejor contribución de estudiante de doctorado, por su paper “Representación y falta de representación en la Organización del Conocimiento: los casos de bias”, lo que constituye una oportunidad internacional para divulgar que en Uruguay se está generando conocimiento en este campo.

Foto de Stephanie Colombo en la Biblioteca de la FIC

Colombo es licenciada en Bibliotecología, título obtenido en la antigua Escuela Universitaria de Bibliotecología y Ciencias Afines (EUBCA) de la Udelar. En 2018 egresó de la Maestría en Información y Comunicación por la FIC con su tesis “El término Bias en la organización del conocimiento: un aporte histórico-conceptual” (clic aquí). Actualmente es docente en el Departamento de Tratamiento y Transferencia de la Información del Instituto de Información de la FIC, integra el Grupo de Investigación en Terminología y Organización del Conocimiento (Gterm) y realiza el Doctorado en Documentación en la Universidad Carlos III de Madrid.

La ISKO es la sociedad científica que reúne a los docentes, investigadores y especialistas más importantes en la Organización del Conocimiento. Desde 2016 compiten por este premio doctorandos de todo el mundo. La 16ª conferencia que iba a realizarse del 6 al 8 de julio de 2020 en la ciudad de Aalborg, Dinamarca, se pospuso para 2022, sin embargo, los trabajos igualmente fueron evaluados y el 7 de julio su Asamblea General anunció los ganadores. Su paper fue seleccionado por un comité integrado por Marianne Lykke, Mette Skov y Tanya Svarre, que se encargó de decidir entre ocho trabajos.

En la FIC entrevistamos a la docente para conocer  sus líneas de investigación y los detalles de este premio . 

 

¿Qué son los bias y cómo afectan en la organización del conocimiento?

Los bias son connotaciones ideológicas, religiosas, políticas o incluso teóricas que se presentan en los Sistemas de Organización del Conocimiento. Estos últimos, son las herramientas que utilizamos los profesionales de la Información para representar y ordenar el conocimiento registrado en los documentos. Si estas herramientas presentan bias, nuestras colecciones los tendrán también. Estos bias se pueden presentar de varias formas. 

Les pongo algunos ejemplos para ilustrar: si el bias está en la denominación que se usa para representar un concepto, podemos trabajar todo lo relacionado al lenguaje políticamente correcto y sustituir expresiones como “Alemán suizo” en lugar de “Alemán mal hablado” o “pueblo afrodescendiente” en lugar de “pueblo negro” o incluso modificar expresiones como “doctor” y “enfermera” y buscar expresiones que abarquen ambos géneros. Cuando están dentro de la microestructura, podemos remover al concepto de “orgullo” como un pecado o quitar de la bolsa de depravados sexuales a los homosexuales. A niveles más generales, podemos, por ejemplo, distribuir mejor lo relacionado a la religión y que no sea el 80% religión cristiana y en un 10%, bajo la etiqueta “otras religiones” a las restantes. Me temo que todos estos casos son reales. Los sesgos negativos, denominación que propuse desde mi tesis de maestría refiere a estos, cuando las expresiones o las herramientas utilizadas no reflejan la realidad o lo hacen de una forma ofensiva. Por otro lado, podemos tener sesgos positivos, que se crean pensando en la ideología de una comunidad y debido a esto, la representación de esa temática será útil e intuitiva para esos usuarios. 

 

¿Por qué elegís usar el término "bias" en vez de "sesgo"?

El uso la expresión “bias” y no su supuesta traducción a “sesgo” es toda una discusión dentro de los especialistas en Organización del Conocimiento que no son de lengua inglesa. Los españoles proponen utilizar “sesgo” para defender la terminología en español. Sin embargo, la traducción de terminología no es tan fácil. No se debe buscar la traducción de la denominación, sino un equivalente en la lengua que refleje ese concepto. Actualmente “sesgo” en español tiene una connotación negativa. El sesgo refleja un error o una desviación de lo correcto, por lo que no podría representar un bias positivo. Hasta no encontrar un término que pueda reflejar ambos aspectos, seguiré utilizando el término en inglés. 

 

¿Cuándo comenzaste tu interés por el estudios de este término?

Desde mediados del grado. Durante el segundo parcial de la asignatura Clasificación (unidad curricular donde se presentan estos temas) le dije al docente del curso Mario Barité “esto quiero hacer para mi tesis”. Recuerdo que me respondió: “Colombo termine el parcial y después hablamos”. Luego, discutimos la mejor forma de convertirlo en una tesis de grado y lo que restaba de mi formación (tercer y cuarto año) lo relacioné a los bias.  Mi tesis de la Licenciatura fue sobre patologías (errores o problemas) en los sistemas de clasificación, y uno de ellos era el bias. Durante la tesis de maestría los abordé desde lo terminológico conceptual y para el doctorado pretendo trabajarlos desde lo metodológico.

 

¿Cuáles son los principales aportes que tu trabajo le ha brindado al estudio de la temática?

Quiero creer que le aportó a su definición y sistematización. Uno de los principales problemas que he tenido es encontrar una definición de ellos. Los bias son algo que todo el mundo sabe que están pero nadie los define o trabaja. Desde ese punto, es toda un área de desarrollo. Esto pone un reto extraordinario, es todo un mundo por explorar. Me gustaría que al final del doctorado pueda contribuir con una metodología para crear, en el caso de los bias positivos, o disolver, en el caso de los negativos. Esto supondría una mejora considerable para los sistemas de organización del conocimiento.
 

¿Qué implica la obtención de este premio?

Creo que marca una línea de investigación. Da a conocer que desde la Universidad se está trabajando en ello, se está publicando y se está generando conocimiento. Darnos a conocer y ser avalados por la comunidad científica internacional del área es el mejor premio.

 

Has participado en varias instancias de ISKO; ¿esperabas este premio?

Nunca. Son esas cosas que solo les pasa a los del primer mundo, no a los de acá. Sinceramente ni me acordaba que este premio existía. Cuando me llegó la comunicación pensé que era de estas editoriales predatorias y casi lo borro sin leer. Es algo que todavía no me puedo creer.

 

¿Cuál es el estado actual de los estudios en la Organización del Conocimiento en Uruguay y en el mundo?

La Organización del Conocimiento es un área muy grande en la que confluyen especialistas de varias disciplinas, aunque somos pocos trabajando en ella. Hay diversas vertientes, algunas de ellas están bastante desarrolladas y tienen años de trayectoria, otras recién están en pañales y muchas de ellas ni siquiera están pensadas. Por lo cual queda mucho por trabajar. En cuanto a mi área, los bias, están trabajados desde lo práctico, las consecuencias que representan. Pero no desde lo teórico y ese es mi reto: tratar de crear teoría sobre ellos. En nuestro país los avances salen desde Gterm. No hay otro por el momento. El grupo también trata de abarcar varias líneas y creemos que desde Uruguay podemos marcar presencia en varios frentes.

 

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