Se dice que los rumores y las noticias falsas se extienden mucho más rápido que las verdaderas (lo cual es real) y no hay dudas que internet ha acelerado la velocidad a la que las historias pueden viajar por el mundo. En tiempos donde la información está a un simple movimiento de dedo: ¿Cómo saber si lo que estamos leyendo es real? Desde la Facultad de Información y Comunicación (FIC) de la Universidad de la República (Udelar) difundimos algunas herramientas para combatir la desinformación.

Imagen: ¿Cómo informarnos de la mejor manera en tiempos de crisis sanitaria e infodemia?

El auge de las plataformas digitales y las redes sociales, que son cada vez más en los últimos años, ha permitido que las noticias nos lleguen de forma instantánea. Si bien podemos decir que estamos más “conectados” con el mundo, es un arma de doble filo. Más información no es sinónimo de mejor información.

“La información en sí misma siempre fue un activo en la sociedad, siempre tuvo un rol importante, un valor determinado. Pero podemos decir que en tiempos de abundancia de información, poder hacerse de la que uno necesita, es lo que se convierte en un componente de gran valor, ya sea para tomar una decisión, desarrollar ideas, poder trabajar o interactuar con otros”, explica la docente del Departamento de Fuentes Documentales, Recursos y Servicios de Información de la FIC, Magela Cabrera.

A este exceso de información se le suma otro ingrediente que es el de las noticias falsas (en inglés: fake news), que son materiales de apariencia periodística difundidos a través de redes sociales, portales de noticias, radios, programas de televisión, prensa escrita y demás medios de comunicación, con el objetivo de generar desinformación. Si bien siempre existieron, la discusión sobre el peligro que significan para la sociedad tomó mayor relevancia en 2017 luego de la campaña electoral de Estados Unidos que llevó a Donald Trump a la presidencia de ese país. Incluso fue a partir de ahí que el anglicismo fake news pasó a ser el término universal para referirse a ellas.

En estos momentos de crisis sanitaria, desde la Organización Mundial de la Salud (OMS) advierten sobre otra importante amenaza que acompaña al COVID-19: la infodemia o sobreabundancia de información. Sobre esto, el director general del organismo, Tedros Adhanom Ghebreyesus, advirtió en febrero de 2020 sobre la necesidad de que la población esté correctamente informada para evitar el pánico y la confusión, y así poder mantenerse unida para que cumpla con las medidas de contención de la pandemia.

Se suele discutir cuál es la función de la prensa en este contexto. La coordinadora de la Sección Académica Periodismo de la FIC, Natalia Uval, señala que existen varios roles periodísticos. Por un lado destacó “su rol tradicional”  de “legitimar cierta información como válida o veraz” y apuntó que si bien esta función está un poco debilitada, la sigue teniendo. En este sentido afirmó que “en estos contextos de desinformación, donde circula muchísima información de distintos emisores y muchas veces anónimos, los medios tradicionales son como un reducto donde la gente todavía les sigue teniendo confianza y de alguna manera recurre a ellos cuando quieren confirmar alguna cosa”. Uval destacó también el rol de la prensa como verificadora de información y destacó la creación de alianzas periodísticas: “Con el nuevo coronavirus se generaron dos grandes alianzas de medios y asociaciones de la sociedad civil en América Latina, financiadas por las plataformas Facebook y Google (allí una paradoja), que van a estar chequeando información en este contexto”. Y como tercer punto, la docente destacó un rol pedagógico de los periodistas y las instituciones educativas, que es el de “enseñar mecanismos para poder detectar las noticias falsas”.

Desde la FIC-Udelar consideramos fundamental poder brindar herramientas para no caer en la desinformación. Es por eso que junto con el equipo de investigadores de AlfaInfo.uy que trabajan sobre alfabetización en información, brindamos una serie de sugerencias basadas en los lineamientos de la Federación Internacional de Asociaciones de Bibliotecas (IFLA por sus siglas en inglés) para no caer en la trampa de las fake news.

  • Revisar la fuente ¿Dónde está alojada esta información? ¿Hay un sitio de referencia? ¿Es una página confiable?
  • Buscar y confirmar quién es el autor. Si está en las redes sociales: ¿Tiene un usuario que pueda responder a una persona real?
  • Comprobar la fecha. Si no aparece en la noticia, buscar por el titular en la web para saber si ya fue publicada en otra fecha.
  • Leer más allá del titular. Es fundamental no quedarse con la idea del titular, ni enviarlo a otra persona antes de leer la noticia completa.
  • Fuentes adicionales. Si la noticia contiene enlaces como forma de comprobación de la información, tenemos que comprobarlos. Si no los tiene, debemos buscar otras fuentes que contengan la misma información.
  • ¿Es humor? Puede ser un contenido en formato de sátira: busquemos indicios de esto a través del sitio asociado o del autor.

En estos tiempos también es necesario pensar qué hacer cuando recibimos información de dudosa procedencia a través de nuestras redes sociales y aplicaciones móviles de mensajería. Por ejemplo leer el texto completo o abrir la imagen en su totalidad antes de reenviar la información, corroborar siempre la fuente y el autor, no dejarse llevar por quién la reenvía ya que esta persona también pudo haber sido confundida por una noticia falsa, tener en cuenta el objetivo con el cual fue creado el grupo destinatario o la cuenta de red social emisora, y guardar tiempo de uno mismo para “desconectarse”.

 

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