El 27 de julio se estrena “Delia” ópera prima de Victoria Pena, egresada y docente de la Facultad de Información y Comunicación (FIC) de la Universidad de la República (Udelar). Con este motivo conversamos con ella acerca de la película, de la necesidad de reflexionar sobre el cine que se hace, de su perspectiva de género al momento de trabajar, de cómo la teoría puede relacionarse con el acto creativo y de lo imprescindible que es para las mujeres uruguayas hacer cine desde sus edades más tempranas: “Invito a las jóvenes a largarse ahora, a generar proyectos, a escribir, a filmar y a montar, para ir ganando tiempo”.

Victoria Pena filmando a Delia

“¿Qué pasa cuando lo que se pospone es la vida de una? Delia escribe poemas desde que Jorge, su esposo, cayó preso en dictadura. Estos textos fueron su refugio, lugar donde expresar lo que no compartió nunca, lo que tuvo que dejar a un lado para sostener a su familia. Al finalizar la dictadura, la libertad pareció llegar para todes, pero ella siguió escribiendo. Hoy, Delia me entrega sus poemas para compartirlos con su familia” así presenta la directora Victora Pena el documental “Delia”, el primer largometraje de su autoría. El estreno mundial será el 27 de julio en el festival uruguayo DocMontevideo.

Pena es licenciada en Ciencias de la Comunicación por la Udelar, especializada en Dirección de Fotografía por la ESCAC, y docente de nuestra Facultad y del CETP (ex UTU). Dirigió y fotografió cortometrajes premiados a nivel nacional e internacional, es directora de Fotografía de la serie “Cambalache” (2021) de Rosalía Alonso y codirectora de Fotografía del largometraje “Carmen Vidal mujer detective” (2020) de Eva Dans estrenado en el BAFICI.

El equipo de “Delia” se completa con la también egresada y docente de la FIC Magdalena Schinca en el montaje, Eugenia Olascuaga en la producción y Andrés Costa en el sonido.

 

¿Cuáles han sido los principales desafíos al momento de hacer tu ópera prima y de estrenarla?

Al inicio un desafío fue buscar una forma nueva de vincularme con gente conocida pero desde este otro lugar. Poner la cámara en medio de un vínculo era lo que me resultaba más desafiante. También me daba miedo incluir a otras personas en ese vínculo, que en nuestro caso eran la productora y el sonidista. Ahí tuve que reflexionar sobre cómo hacer esa integración y armar un equipo siendo consciente en que vas a incluirlo en una vida, en una intimidad de otras personas. Por eso elegí personas a las cuales le importaba esta familia, esta historia y sus vínculos. Ese tal vez haya sido el desafío más grande al principio… ¡Pero luego vinieron muchos!

¿Por ejemplo?

Establecer un punto de vista claro y confiar en él y en esa decisión. Porque en una historia siempre hay muchas cosas que te interesan y tenés que establecer claramente cuál es el eje central y qué dejás afuera, incluso cosas que te importan mucho pero que en la narrativa que elegiste a veces entorpece.

¿Delia siempre fue la protagonista?

Sí, pero en la génesis del proyecto, por el año 2013, eran mucho más protagonistas dos de sus hijos: Daniel y Gabriel, por ejemplo. Ellos iban a tener una parte más propia y al final, en la película, Jorge y los hijos están presentes pero en función de la historia de Delia o por cómo ella los invoca. Ahora lo que está en la película de sus hijos y su esposo es en función de la historia que estoy contando de ella.

¿Por qué elegiste a Delia como protagonista, cuando su esposo es la persona reconocida públicamente?

Que ella fuera la protagonista fue el motor de la historia. Girar, dar vuelta a esos espacios que ya están más transitados en el cine nacional con las personas públicas. A mí me interesaba rescatar a una mujer como Delia, que es un perfil de persona en lo que fue la dictadura, que estaba al lado de las personas públicas pero que ellas no lo eran. En aquella época Delia a veces escribía para algunas publicaciones, y en una de esas le encontré una frase suya que decía: “Voy a hablar de esos detalles que quizás por serlo nadie se detiene en ellos”, y ese fue mi interés.

Me pareció importante tratar esos temas hoy porque hacían a la vida de esta mujer y de otras muy parecidas. Eran sus preocupaciones y su vida cotidiana todo el rato. Ahora que el tiempo pasó, los temas más urgentes, como las denuncias a todas las violaciones de los derechos humanos, pueden dar paso a hablar de temas que no tuvieron quizás tanta atención.

En un artículo que escribiste con Eva Dans analizan qué implica que una película sea feminista ¿“Delia” es una película con una mirada femenina?

Me cuesta hablar de “mirada femenina”. Pero lo que sí tengo claro es que yo soy feminista, entonces como tal no podría ser una película que de alguna forma no siguiera mis creencias. Prefiero definir el tema de esta forma, en vez de catalogar a la propia película. 

¿Tu reflexión sobre el ser una directora feminista y en cómo eso se refleja en la película son aspectos que estuieron desde el inicio del proyecto o fue surgiendo a mediada que avanzabas?

Fue surgiendo con más fuerza a medida que avanzamos en la realización. Probablemente si al inicio del desarrollo del proyecto me decías que estaba haciendo una película feminista, yo te habría dicho que era una película que hablaba de la condición de una familia, de los silencios, de otras cosas. Pero hoy la veo y te puedo decir claramente que hablaba de muchos temas que me tocan a mí como mujer, como feminista, eso es evidente en mi intención en conocer cómo vivía y sentía ella, pero quizás al inicio no me daba cuenta. Cuando empecé montar sí lo tenía mucho más claro, estaba muy presente.

También me sucedió que en paralelo al proceso de la película tuve cambios personales que incluyeron una militancia en otros espacios y estudios sobre el cine con una perspectiva de género. Eso inevitablemente permeó mi crecimiento vital y por ende la película que estaba haciendo. También influyó el empezar con un proyecto de investigación sobre la representación de las mujeres en el cine uruguayo de ficción entre 2009 y 2019 [Iniciación a la Investigación 2019, CSIC, actualmente en curso].

¿En qué se pueden observar estas influencias?

Donde lo siento más evidente es en los ritmos que tienen las acciones cotidianas en la vida de una mujer como Delia, por ejemplo en cocinar o lavar la ropa, algo sobre lo cual reflexioné a raíz del estudio para la investigación. De repente me di cuenta que estas acciones en la película no podían tener pocos segundos y cambiar de escena. Había que contemplar esos tiempos, esos ritmos, en el montaje final de la película, como forma de respetar ese tiempo de ella. Porque son acciones de su vida cotidiana que son parte de la vitalidad de la protagonista.

¿Qué le aportaron tus estudios en la ex Liccom y tu desempeño actual como docente en la FIC a la construcción de tu mirada o a la reflexión sobre estos temas?

Mi formación de grado en la Universidad me llevó a pensar mucho por qué hacer documental, pero no me invitó a pensar sobre hacer cine con una mirada de género, algo que en los últimos tiempos se ha ido revirtiendo.

Y el trabajo de los últimos años en la FIC claramente influyó en la película y viceversa, tal como decía recién, sobre todo en el momento del montaje. Por ejemplo estudiando para el proyecto de investigación redescubrí a directoras, que además fueron teóricas, como Chantal Akerman o Virginie Despentes: cómo piensan a sus personajes femeninos, los valores de plano con respecto a las mujeres, los tiempos, el análisis en la construcción que hacen sobre estos personajes, aspectos que claramente me hicieron pensar cómo estaba construyendo a nuestra protagonista. A Akerman la pongo como ejemplo por su personaje en “Jeanne Dielman, 23 quai du Commerce, 1080 Bruxelles” que habita mucho su casa al igual que Delia. Y a Despentes porque reflexiona sobre el valor que tenemos las mujeres realizadoras al hablar de nuestras historias.

¿Cuáles son los principales desafíos que tienen las mujeres en el audiovisual nacional como espacio de trabajo creativo y de desempeño profesional?

Por las cosas que ocurren hoy, es algo muy notorio que se ha vuelto imprescindible tener un protocolo de actuación ante casos de abusos, salta a la vista. Por otra parte, a mí también me preocupa la diferencia en la confianza que hay entre el trabajo de las mujeres y de los hombres: como mujeres tenemos que demostrar diez veces más que los varones de nuestra misma generación que somos capaces, que podemos, es mucho más lo que se nos exige a nosotras que a los hombres, esto se siente. Al menos esto es lo que sucede en mi área (los equipos de fotografía) que está súper masculinizada, quizás no es la realidad de todas las áreas. Siento que partimos de lugares muy diferentes. Y hay que empezar a revertir esto desde ahora, porque estamos corriendo con el tiempo de atrás y tiene que cambiar rápidamente. Por eso invito a las jóvenes a largarse, a hacer cine desde ahora, a generar proyectos, a escribir, a filmar y montar para ir ganando tiempo. A no esperar a que venga alguien que descubra tu talento: sino a hacer cine desde bien jóvenes.