Entre 2008 y 2018 las mujeres no llegaron a ocupar ni el 20% de los puestos de trabajos generados en largometrajes uruguayos y apenas el 17% de los proyectos postulados a fondos públicos eran dirigidos por mujeres. Estos son algunos de los datos relevados por la organización Mujeres Audiovisuales Uruguay, del cual forman parte egresadas y docentes de nuestra Facultad. En el estudio publicado también proponen una serie de cambios para facilitar “un cine más diverso y plural” que nos permita “conocer los mundos creados por mujeres cis, mujeres trans, personas afrodescendientes, personas de clase trabajadora”, ya que las representaciones culturales siempre repercuten en la sociedad que conformamos. Asimismo, confían en que el ámbito educativo “es un espacio privilegiado para impulsar el pensamiento crítico, también en estos temas”.

Asamblea fundacional de MAU

Mujeres Audiovisuales Uruguay (MAU) es una organización que funciona desde hace dos años nucleando a mujeres estudiantes y trabajadoras del sector audiovisual nacional en sus distintas áreas (formación, producción, realización y distribución de contenidos de cine, televisión y publicidad). En noviembre de 2020 editaron la publicación “¿Quiénes cuentan las historias?”, un análisis del período 2008-2018 sobre el sector cinematográfico desde una perspectiva de género. La investigación estuvo a cargo de la Comisión Estadística de MAU integrada por cuatro egresadas de la Facultad de Información y Comunicación (FIC): Isabel García, Noelia Torres, Agostina Dati y Alicia Cano, y por sus colegas Marta García, Rocío Llambí, Raquel Sabrido y Rocío López.

El objetivo fue facilitar conocimiento cuantitativo sobre la situación de “las mujeres trabajadoras del audiovisual en nuestro país y de las posibles inequidades existentes”, con el fin de que sea “un punto de partida para desarrollar acciones que promuevan la mejora de su situación y orienten a la construcción de política pública en torno a esta realidad”. La publicación compila información sobre la asignación de los fondos de fomento públicos y los puestos y roles ocupados en la producción de las películas nacionales estrenadas durante el período relevado.

 

La base de otras construcciones

Cuando se analizan las presentaciones a los fondos de financiamiento públicos, los datos analizados muestran una baja postulación de mujeres en relación a los varones en los tres roles clave (dirección, guion y producción). En el primero la desigualdad es más profunda: sólo el 17,2% de los proyectos postulados tuvieron a una mujer como directora y el 4% direcciones mixtas. En guion la brecha se acorta a 26,5% de mujeres guionistas y en producción es donde las mujeres se postulan en mayor medida (38,3%). Los proyectos ganadores tienen mayormente a varones en los tres roles, ya que las mujeres siempre son minoría: dirección 21%, guion 23% y producción 34%.

Si se observan los porcentajes de postulantes y ganadores, se puede ver que en el caso de la dirección hay una leve mejoría para las mujeres y que en guion y producción, la selección se inclina hacia los proyectos liderados por varones. En consecuencia, la dificultad se encuentra en las etapas más tempranas: la baja postulación de mujeres en relación a los varones.

Consultadas las autoras acerca de cómo se podría trabajar este problema desde la formación, teniendo en cuenta que entre las instituciones terciarias donde las futuras profesionales estudian se encuentra la Udelar, las egresadas de la FIC respondieron: “Entendemos que se podrían agregar más referencias de películas realizadas por mujeres en los contenidos de clase, incorporar la perspectiva de género cuando se estudia la historia del cine, alentar a las estudiantes a lo largo de sus estudios, en los trabajos prácticos a que desempeñen roles técnicos o en la dirección, ya que hay dinámicas machistas estructurales que se reflejan en las trayectorias educativas y que llevan a que varios roles técnicos, cabezas de equipo, estén más asociados al desempeño de los hombres. En definitiva, el ámbito educativo es un espacio privilegiado para impulsar el pensamiento crítico también en estos temas”.

Por otra parte, la realidad relevada confirma que en estas convocatorias “las narrativas de mujeres no tienen el mismo éxito que las escritas por hombres, lo que implica que las historias de las ficciones uruguayas son guionadas en su mayoría por hombres” según se expresa en la publicación. Las entrevistadas recuerdan en este sentido que “el cine y el audiovisual tienen un rol importante en la construcción de los imaginarios sociales, pueden reforzar o cuestionar estereotipos y prejuicios”. Por ello “la falta de diversidad entre quienes escriben nuestras historias en el cine tiene un impacto fuerte en la representación. Eso lleva a que, por ejemplo, los personajes mujeres que luego vemos en las pantallas han sido casi exclusivamente escritos, pensados, construidos por hombres. Y así encontramos miles de personajes creados para y por el placer visual del hombre. Un cine más diverso y plural puede ayudar también a concebir que la sociedad es diversa y a acercar universos que nos son ajenos y a veces, por eso, nos enfrentamos a ellos con prejuicio y miedo. Precisamos entonces que no solo los hombres blancos construyan sus historias, también necesitamos conocer los mundos creados por mujeres cis, mujeres trans, personas afrodescendientes, personas de clase trabajadora, etc. Precisamos un cine tan plural como lo es la sociedad”.

 

El espacio de trabajo

Otro de los ejes de estudio es el vinculado al ámbito laboral de las producciones audiovisuales, un relevamiento realizado “con bastante dificultad, debido a la ausencia de datos de forma sistematizada y accesible en las instituciones involucradas en el sector”. En la publicación se sostiene que “las desigualdades que enfrentan las mujeres trabajadoras del audiovisual son similares a las que enfrentan las trabajadoras en distintos ámbitos del mundo laboral, inequidades que tienen su base y origen en la construcción patriarcal de la sociedad. Estas inequidades son multidimensionales y atraviesan las relaciones sociales y de poder”. Un ejemplo de ello podría ser cómo inciden en la proyección y en las carreras de las cineastas los cuidados que históricamente recaen en las mujeres.

Los largometrajes estrenados en 2008-2018 relevados por el estudio fueron 209. En ellos, el porcentaje de puestos laborales ocupados por mujeres fue de 16,4%, mientras que el 65,1% fue ocupado por varones y el 9% de los puestos tuvieron una ocupación mixta.

Las cifras también reflejan una división sexual tradicional del trabajo por roles profesionales, “es notorio que la mayoría de los cargos están ampliamente ocupados por hombres” y que juega fuertemente el peso simbólico de los trabajos reservados históricamente para varones y para mujeres. De los diez roles establecidos, siete tienen “una amplia representatividad de hombres”, mientras que sólo dos muestran “una distribución equitativa y uno solo se encuentra feminizado”, expresa el estudio. Los roles equitativos son Producción y Dirección de Arte, el feminizado es Vestuario y los masculinizados son Sonido, Posproducción de Sonido, Música, Dirección de Fotografía, Montaje, Guion y Dirección. El último rol, que además es el de mayor jerarquía en la organización del trabajo, fue ocupado por varones siete veces de cada diez.

De esta forma es posible “inferir el peso histórico en los procesos de contratación en el sector” y evidenciar “la reproducción de las relaciones de género que atraviesan los distintos campos laborales donde el sector audiovisual no resulta ser una excepción”. “Todos estos datos concluyen en la masculinización del sector laboral donde se revela una clara desigualdad” afirman en el informe las mujeres organizadas.

Consultadas acerca de cómo se puede mejorar la equidad de género en este sector, las integrantes de la Comisión Estadística de MAU señalaron que entre las propuestas hechas en la publicación hay desde acciones particulares hasta propuestas para incorporar a las políticas públicas. Entre ellas destacan “la conformación de equipos paritarios en los rodajes, que se incluyan más mujeres en puestos de toma de decisión -ya que observamos que eso sucede poco en el cine nacional-, la creación de convocatorias dentro de los fondos de fomento o premios específicos para el desarrollo de proyectos de mujeres guionistas o directoras, mantener la paridad en los comités de evaluación de los fondos, entre otras acciones afirmativas”.

 

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*Fotografía: asamblea fundacional de MAU, cedida por la organización.