La película Ese soplo de Valentina Baracco, en la que participaron dos egresadas y un egresado de la Facultad de Información y Comunicación (FIC) se estrena en cines el 1 de junio. Les consultamos sobre sus roles profesionales, aprendizajes y desafíos en la producción audiovisual nacional.

Fotograma de la película Ese soplo

Si se pone play en la sinopsis del documental se encuentra este planteo de la directora, Valentina Baracco Pena: “A sus 88 años, mi abuelo Fernando me propone hacer una película juntos. Su propuesta llega cuando le digo que me voy a mudar de su casa. Así empezamos a filmar, yo con mi cámara y él con la suya. Si bien hemos convivido por más de 20 años, es a través de la cámara que nos vemos como nunca antes lo habíamos hecho. Ese soplo es un registro íntimo sobre nuestro vínculo, el amor y las pérdidas, en busca de comprender qué significa estar vivos”.  

El documental, que se estrena el 1 de junio en diversas salas de Uruguay, fue seleccionado para presentarse en "La semana del documental" de DocMontevideo en 2022 en la Sala Zitarrosa como preestreno, en el Festival de Cine Nuevo Detour de Uruguay, y en el Philadelphia Latino Film Festival de Estados Unidos, donde se presentará del 25 de junio al 1 de julio de 2023. 

En el equipo de trabajo del documental participaron tres personas egresadas de la FIC: Magdalena Schinca Damian en el montaje (también docente de la FIC), Elisa Barbosa Riva en la corrección de color y Andrés D’Avenia Frávega en la producción. Les consultamos sobre sus roles en el documental, cuáles fueron sus aprendizajes y a qué desafíos se enfrentaron. 

La producción en Ese soplo - Andrés D’Avenia

¿Qué tareas fueron fundamentales en tu rol de productor para que la película fuera una realidad? 

Creo que fue el acompañamiento de Valentina en la escritura para que el proyecto fuera una realidad. Desde el inicio de mi trabajo hasta ayer, pensar junto a ella cuáles eran las mejores formas de expresar por escrito la película que imaginaba (e imaginábamos) fue muy útil para ordenar ideas, intenciones y emociones, para transmitir hacia afuera cuál era el camino que queríamos. Y esto, a su vez, fue necesario para uno de los mayores desafíos: que las personas a las que teníamos que contarles qué sería Ese soplo nos entendieran y pudieran dimensionar la película. Entre ellas estaban los jurados que evaluaron al documental en las convocatorias públicas de fondos para desarrollo, posproducción y finalización a las cuales nos presentamos. Sin estos aportes, todo el proceso habría sido más largo y difícil.

¿Qué desafíos profesionales encontraste en este proyecto y qué herramientas nuevas adquiriste para tu desarrollo dentro del mundo del cine? 

Entre los desafíos que tuve fue el de entender primero y acompañar después, las ideas de otra persona. Lxs productorxs tenemos que estar al servicio de las intenciones de lxs directorxs y esto implica sumar creativamente a lo que la otra persona quiere, respetando la compleja frontera de hasta dónde podemos o debemos llegar con nuestras ideas. 

Las herramientas nuevas que adquirí profesionalmente, fueron por lejos las vinculadas a la producción ejecutiva: aprender a planificar, gestionar y ejecutar recursos financieros de un largometraje. Pero lo lindo de este desafío fue que pude aprenderlo de forma horizontal y colaborativa con las otras dos productoras, Valentina Baracco y Eugenia Olascuaga.

El montaje - Magdalena Schinca Damián 

¿Qué tareas fueron fundamentales en tu rol de montajista para que Ese soplo fuera una realidad? 

El caso de Ese soplo es bastante particular y especial para mí. Vale me invitó a participar en su película cuando todavía era un proyecto. En ese momento, tenía algunas cosas escritas, otras filmadas y lo que quedó del camino lo fuimos compartiendo juntas. En estas películas tan íntimas y con tanto tiempo de proceso pasa que el trabajo se mezcla con la amistad, las sesiones de montaje con charlas eternas y la vida con el documental. Ese es el cine que nos gusta y que compartimos con Vale. El que se deja salpicar por todo lo otro que pasa alrededor de lo que está en la pantalla y el que se permite transformar para encontrar algo distinto de lo que se fue a buscar. 

Pensando en los desafíos creo que lo más difícil cuando trabajás en el montaje de una película como esta es el de aprender a escuchar para acompañar a la directora y respetar su proceso, tratando de conservar la distancia y no perder esa mirada externa que tenés con el material, que es muy importante para que la película se expanda y pueda resonar también en otres. 

¿Qué herramientas nuevas adquiriste en este proyecto para tu desarrollo dentro del mundo del cine? 

Lo que más valoro cuando cierro un proceso tan largo no necesariamente tiene que ver con el aspecto formal del trabajo de montaje, sino lo que dejan las personas que pasan tanto tiempo en la isla. De Vale y de Fernando me llevo su generosidad inmensa, una receta de sopa de zapallo, el aprender a respetar los tiempos que los procesos exigen, la paciencia, la calma y sobre todo el superpoder de animarse a “perder el tiempo” mirando por la ventana. 

La corrección de color - Elisa Barbosa Riva

¿Qué tareas fueron fundamentales en tu rol de colorista para que Ese soplo fuera una realidad?

Desde el primer día que nos juntamos con Valentina en aquel café a hablar de su película fue todo un desafío. Ese soplo es una película atravesada por el tiempo. El color es justamente una de las formas de capturar el paso del tiempo. Las gradaciones del color en una hoja de árbol con el paso de las estaciones o el cambio de color en las fotografías son ejemplos arquetípicos. En mis conversaciones con Vale yo iba imaginando tonos de luz, texturas, intensidades cromáticas que expresaban la indetenible marcha del tiempo.  A veces uno no encuentra palabras, pero puede decir “esto se siente gris”, “esto es cálido”, “acá hay tono dulce con un color amargo”. Los diálogos se fueron transformando en colores y los colores en tiempo. La verdad fue todo un desafío develar este mundo que envolvía a estos seres de luz, era importante develar ese espectro de la manera más precisa posible. Y creo que ahí está el mayor desafío.

¿Qué herramientas nuevas adquiriste en este proyecto para tu desarrollo dentro del mundo del cine? 

Hablando un poquito de lo técnico, pero continuando con el tema del tiempo, al transcurrir la película en un largo período, hace que nuestras herramientas, como las cámaras, vayan cambiando también. Es una película que cuenta con varios formatos y uno tiene que encontrar un punto de equilibrio entre ellos. Es necesario establecer una especie de diálogo que pasa por lo tecnológico y lo formal sin apartarnos de la sustancia humana. Conocer a fondo la historia y, de cierta manera, vivirla, me permitió interiorizar todo desde otra perspectiva y establecer una comunicación muy estrecha con el material. Puedo asegurar que esta película modificó mi manera de comprender ciertos aspectos de la vida y en muchos sentidos me transformó espiritualmente. Haber sido parte de este proyecto es algo que agradezco mucho en el plano profesional y como experiencia de vida.

 

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