En este artículo analizamos la mediatización retrospectiva y autorreferencial efectuada por periodistas del periódico El Observador, de la producción noticiosa que inició el escándalo político que derivó en la renuncia del entonces vicepresidente uruguayo, Raúl Sendic Rodríguez, el 9 de setiembre de 2017. Esta noticia, publicada el 24 de febrero de 2016, fue el resultado de una investigación que buscó dilucidar si era real la licenciatura en Genética Humana que Sendic afirmaba tener. A partir del análisis, surge la importancia que en ese proceso mediático tuvieron los signos indiciales, dado que fueron centrales en el comienzo del escándalo, la grabación y reproducción masiva de un diálogo telefónico donde Sendic, sin tener claro el encuadre de la interacción, reconoció ante una periodista que no había cursado una licenciatura. También constatamos que los factores políticos y los derivados de la auto imagen profesional de los periodistas implicados fueron muy importantes en esta producción noticiosa. Tanto el posicionamiento del periódico en el espectro político opositor al gobierno del Frente Amplio de ese entonces, como el ideal de la fidelidad a los hechos, que ha marcado la tradición del periodismo de investigación, fueron los principales factores que animaron esta elaboración noticiosa. Ella puso en primer plano una transgresión que, a la luz de la noción semiótica de ‘mentalidad’ y de los signos icónicos y simbólicos del imaginario social uruguayo, fue interpretada como una afrenta a un mito central de este imaginario mesocrático, como lo es el ‘mito de un país de ciudadanos cultos.