A 49 años del golpe de Estado, conversamos con la docente Romina Verrua sobre su tesis “Porque fuimos y somos parte de la historia. “Porque fuimos y somos parte de la historia. Estrategias de comunicación pública de las ex presas políticas uruguayas sobre sus experciencias represivas de la última dictadura militar entre 1997 y 2017 ”, que sistematiza las producciones colectivas públicas de ex presas políticas.

Foto de Ramina Verrua en la charla

Romina Verrua se graduó en abril de este año de magíster en Comunicación y Cultura Contemporánea por la Universidad Nacional de Córdoba. Su tesis, que elaboró desde una perspectiva de género, sistematiza los productos comunicacionales que fueron elaborados de forma colectiva por ex presas políticas en la última dictadura cívico militar (1973-1985) y que tuvieron alcance público entre 1997 y 2017 en nuestro país. Además realizó la digitación de un archivo personal, entrevistas en profundidad y una historia de vida. La creación de un corpus propio, la sistematización y la creación de una línea de tiempo, le permitieron analizar los procesos y productos comunicacionales, y hacer una caracterización de las estrategias de comunicación pública sobre estas experiencias.

Bajo la consigna “¿Qué recuerdan que hicieron para contar lo que les pasó en este período?” Verrua se reunió el viernes 24 de junio con ex presas políticas para hacer una devolución de los resultados de su tesis. En esta instancia trabajaron colectivamente sobre las memorias de ellas y sobre los alcances de la investigación. Sobre su motivación para elegir este tema y el proceso y los alcances de esta investigación conversamos con Verrua.

 

¿Cuál fue tu motivación para llevar adelante esta investigación?

Romina Verrua (RV): Inicialmente me sentí conmovida por un hecho que para mí era histórico y que sentía que se desconocía, no solo socialmente sino también dentro de las organizaciones y militantes vinculados/as a derechos humanos: el “encuentrazo” del 31 de julio de 1997 organizado y autoconvocado por ex presas políticas a partir de la consigna “Porque fuimos y somos parte de la historia”. Fue el primero en su tipo luego del retorno democrático, en el cual alrededor de 300 de ellas, de diferentes pertenencias políticas y distintos puntos del país, se encontraron motivadas por sentirse invisibilizadas en los relatos sobre lo acontecido durante la dictadura cívico militar. A medida que continué investigando fui descubriendo que se habían reencontrado en 1997, y a partir de allí comenzaron a compartir experiencias y relatos, a compartir públicamente qué les había pasado durante el terrorismo de Estado, y desde entonces eso no se detuvo. Mi interés por contribuir a ordenar y visibilizar esos aportes fue una de las motivaciones principales para culminar la tesis, una investigación que aún continúa.

¿Cuáles piensas que son los principales aportes puede hacer la comunicación para construcción de la memoria colectiva?

RV: En este caso creo que el aporte original es la organización y sistematización de los productos y procesos comunicacionales llevados adelante por las ex presas políticas desde 1997 hasta el año 2017. La caracterización de lo que llamo sus estrategias de comunicación pública, además, permitió observar que construyeron un modo político afectivo mediante el cual pudieron contarse a sí mismas y a otras lo que les había pasado. Pero además invitaron a otras mujeres a contar cómo habían vivido la represión durante la dictadura: madres, abuelas, hijas, maestras, vecinas del Penal de Punta de Rieles. Asimismo, encontraron su propio modo de contar, no se centraron solamente en los dolores, los maltratos, la violencia; también pudieron hacer lugar a los modos de resistencia, a la solidaridad, a las estrategias de cuidado, a la poesía, a la risa, al amor en sus creaciones.

La comunicación como disciplina y como perspectiva entiendo que puede hacer aportes sustanciales desde el análisis de medios y de mediaciones para contribuir a visibilizar otras memorias, no hegemónicas, de las múltiples y diversas experiencias de quienes vivieron la violencia estatal: en las calles, en las cárceles, en las organizaciones y también en las casas, en las escuelas, en los hospitales, en el almacén.

¿Qué aportes crees que brinda la perspectiva de género en la investigación de los asuntos de memoria y derechos humanos?

RV: Creo que contribuye a visibilizar las experiencias y perspectivas de otras subjetividades no hegemónicas. La dictadura no sólo atravesó, transformó y violentó las vidas de varones adultos militantes de izquierda; también afectó a niñas y niños que visitaron a sus familiares en los penales, a las esposas que buscaban a sus compañeros, organizaban los paquetes para llevar a las visitas, y sostenían la vida de sus niñas y niños cotidianamente con sus maridos presos; a las abuelas que criaron nietos y nietas y visitaron hijos en cárceles; a las maestras que insistían en educar en libertad mientras recibían sumarios; a las presas políticas. Creo que contribuye a derribar la idea de universalización de una sola experiencia heróica y así a la desjerarquización de las vivencias. Permite ampliar, diversificar y complejizar las memorias sobre el pasado reciente. 

¿En qué consiste y qué importancia tiene este proceso de devolución en tu propuesta de investigación?

RV: Fue un objetivo que tuve desde que empecé el proceso de investigación: presentar al colectivo de ex presas políticas los resultados obtenidos. Si bien durante el proceso trabajé con algunas de ellas me parecía imprescindible generar una instancia abierta en la cual pudiera compartirles esta información, como sistematización de lo que realizaron en este tiempo y como espacio de diálogo e intercambio, para escuchar sus opiniones y perspectivas. Fue un desafío planificar esta instancia del 24 de junio y muy movilizante para ellas y para mí, pero se generó un espacio muy enriquecedor que seguramente permitirá generar nuevos proyectos. Una motivación que compartimos es contribuir a visibilizar sus productos comunicacionales pero también su modo político afectivo de creación, que puede aportar a las nuevas generaciones y a transformar la memoria hegemónica sobre el pasado reciente.

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